Publicado el Martes, 03 de Octubre de 2023
Disfruta al máximo con el sexo telefónico
El origen de las líneas eróticas
El sexo es una parte fundamental de todo ser humano. De hecho, a lo largo de cientos de años los humanos hemos adaptado algunos de nuestros avances tecnológicos al placer más carnal. Uno de estos casos se dio con el teléfono. Hace décadas, algunas parejas se comunicaban de manera erótica a través del teléfono. En especial, aquellos amantes que se encontraban separados. Conforme la tecnología telefónica fue llegando a todos los hogares y surgieron las tarjetas de crédito, irrumpieron las primeras empresas dedicadas a ofrecer sexo por teléfono. Primero; en los Estados Unidos, más tarde; en Europa y, finalmente, en todo el planeta.
En nuestro país, la primera línea erótica legal data del año 1992. Hasta entonces se había reportado algunos servicios de este tipo, pero sin regular. Sin embargo, aquellas primeras líneas calientes se caracterizaban por ofrecer un servicio bastante pésimo y muy costoso. De ahí, que se dieran muchos casos en los que los hogares recibieron facturas muy altas y en ocasiones fraudulentas. No obstante, este tipo de inconveniente ya pasaron a mejor vida. Ahora todas las empresas de este tipo están reguladas y las tarifas se han reducido de forma exponencial. Por norma general, el sexo por teléfono tiene un coste de entre 1,21eur/min (red fija) y 1,57 eur/min (red móvil). Ahora que ya conocemos el origen de las líneas calientes, llego la hora de hablar sobre su momento actual.
Actualidad de las líneas eróticas
El teléfono erótico está experimentando una popularidad sin precedentes. Lejos quedan aquellas rudimentarias líneas calientes de los años noventa. Gracias a los teléfonos móviles y a las compañías -cada vez más profesionales- de sexo telefónico, los usuarios disfrutan de una experiencia única. Ahora, podemos tener una charla excitante con cientos de miles de mujeres hermosas desde cualquier parte. En casa, en el trabajo, durante las vacaciones... ¡Todo el mundo puede masturbarse escuchando los gemidos de placer de una mujer de ensueño! Además, en algunas líneas calientes los usuarios pueden intercambiar fotos y mensajes de texto con las chicas a través de su teléfono móvil.
Por otra parte, las mujeres que atienden a la línea erótica ya no son simples teleoperadoras. En realidad, son chicas que disfrutan del sexo telefónico con extraños. Lo hacen porque les gusta y, por tanto, la experiencia con ellas es mucho más gratificante. Tras ver cómo fueron sus orígenes y en lo que se han convertido hoy en día, podemos concluir que las líneas calientes son un servicio para adultos tan popular y divertido como lo pueden ser los videochats de sexo en vivo. El sexo por teléfono nos da la oportunidad de conocer a chicas de todas partes y entablar con ellas una relación íntima, divertida y segura. Además, en las líneas eróticas podemos dar rienda suelta a todas nuestras fantasías eróticas sin necesidad de pagar un alto precio por ello. Para determinar lo divertido que es este servicio adulto, os mostramos a continuación un relato erótico de una de nuestras chicas más populares del teléfono erótico.
Líneas calientes de España: relato erótico
Soy una de las chicas de Lineashot más populares entre nuestros clientes, y voy a contaros lo que suele ocurrir en esta línea erótica a diario:
El otro día estaba ahí, yo escuchando por mi teléfono a uno de mis clientes más habituales. Nos decíamos de todo: que si nos vamos a chupar el uno al otro, que si vamos a corrernos sin parar, que si él me la iba a meter hasta el fondo... Digamos que estábamos en ese preciso instante en el que yo estaba toda mojada y a él le iba a estallar la polla. En ese momento, comenzamos a tocarnos, a masturbarnos... Mientras sucedía esto, ambos nos describíamos lo que estábamos haciendo. ¡Disfrutábamos de esa sensación tan excitante que se producía en nuestro cerebro al escuchar a la otra persona jadear de placer! Sin embargo, él me propuso algo aún más divertido. Que buscará algo duro, gordo y largo por la casa con lo que masturbarme.
Al principio fui un poco reticente, ya que él no quería que me metiera un consolador ahí abajo. Prefería algo como el mango de madera del mortero que se encontraba en mi cocina. Contrario a lo que pensaba, esto lo que hizo fue volverme toda cachonda de morbo y placer. Busque el mortero, lo lubrique con un poquito de aceite de cocinar -aunque ya estaba yo bastante mojada-, terminé de desnudarme, me tumbe abierta de piernas sobre la cama y proseguí con la conversación... Ahora empecé a describirle a mi cliente lo que estaba haciendo. Cómo con una mano sujetaba el teléfono y con la otra bajaba con el mortero lentamente hacia mis partes. Bajaba lentamente el mortero a mi sexo que reclamaba a gritos una atención inmediata. Allí me encontré con mi flujo que me tenía toda húmeda y lubricada. Inmediatamente, introducí el mango del mortero en mis genitales. Primero, lo hacía lentamente, poco a poco. Después, con más ritmo y más penetración. Todo esto sucedía al tiempo que él podía escuchar mis gemidos de placer a través de la línea erótica.
Le describía cómo este juguete erótico improvisado entraba y salía de mi coño. Cómo lo hacía pasar lentamente por mis labios vaginales y, a continuación, lo llevaba hasta mi boca donde lo lamía. Lo hacía resbalar por mis labios, luego por mi clítoris. Una y otra vez. Lo introducía en mi vagina para que sintiera una fuerte descarga de placer al instante. Para este momento de la llamada porno, a penas le oía al otro lado del teléfono. Mis cinco sentidos estaban puestos en el placer, en lo que estaba sintiendo. A él solo le escuchaba jadear bajito o pedirme de vez en cuando que no parara. A veces me decía que lo hacía tan bien que su polla estaba para reventar. Tan solo me hizo una petición: que le dijese cuando me iba a correr para hacerlo juntos.
Tras 10 o 15 minutos de llamada, estaba justo donde quería estar. Mis leves gemidos se había convertido en gritos de placer. Deje el consolador improvisado ahí a dentro. Use mis dedos para frotar suavemente mi clítoris y ahí estaban. ¡Los primeros espasmos que me avisaban de que el orgasmo había llegado! No podía dejar de gritar, no podía respirar, los espasmos duraron un buen rato... A él le escuché decir que también se estaba corriendo... ¡Todo había salido a pedir de boca! La llamada concluyo con una pequeña conversación para charlar sobre cómo la habíamos pasado. También me dijo que es lo que quería para la próxima vez. Yo le dije que estaría encantada. Estaría esperándole con todas mis ganas. Así acabo la llamada erótica. ¡Con dos personas totalmente saciadas y relajadas!